sábado, 19 de noviembre de 2011

Algunas reflexiones sobre el fin de la lucha armada de ETA, el MLNV y el papel de los comunistas vascos

La organización ETA anunció el pasado 20 de octubre el "cese definitivo de su actividad armada"1. Quienes editamos este blog entendemos que es una noticia positiva.

Pero nos alegraremos mucho más cuando se produzcan otras noticias, cuando Euskal Herria conquiste y pueda ejercer el derecho democrático de Autodeterminación, cuando los presos políticos salgan de las cárceles, cuando las fuerzas de ocupación españolas y francesas abandonen nuestro país, o mucho mejor aún, el día en que estas sean disueltas, ya que desde una posición de clase e internacionalista son aparatos de violencia y de represión de las burguesías monopolistas. Y ya puestos, el día en que la organización armada terrorista internacional capitalista-imperialista OTAN deje de existir.

La histórica decisión de ETA confirma, sin duda alguna, un escenario en el que la lucha de liberación nacional y social del Pueblo Trabajador Vasco afrontará una nueva fase que va a desarrollarse en los próximos años. Un periodo no obstante con contornos por definir y sobre el que existen algunas incertidumbres importantes.

No vamos ahora a analizar a fondo la prolongada y compleja trayectoria de 50 años de lucha política y armada de ETA y lo que ha supuesto para nuestro Pueblo. Tampoco ahora mismo pretendemos hacer un análisis y valoración del conjunto del MLNV y de su dilatada trayectoria histórica; en esa rica e intensa trayectoria durante estas décadas se han acumulado aciertos y errores múltiples, victorias y derrotas, con un caudal enorme de experiencia, lucha, compromiso, entrega y sacrificio.

Aunque saludamos dando la bienvenida a la decisión de ETA, los comunistas no somos ingenuos ni pacifistas, sabemos perfectamente que las sociedades divididas en clases y su consustancial lucha de clases, de explotadores y explotados, de opresores y de oprimidos, están histórica e inseparablemente unidas a la violencia. Del mismo modo sabemos que la valoración de la violencia en general y de la lucha armada en particular de las clases y de los Pueblos oprimidos debe hacerse fundamentalmente en función de si estas sirven para hacer avanzar hacia los objetivos de liberación social de la clase obrera y del conjunto del Pueblo Trabajador, y de liberación nacional en su caso; lo que para nuestro país se concreta en los objetivos estratégicos siguientes: independencia y Estado Socialista vasco. Es con la dialéctica materialista con la que los marxistas realizamos el análisis concreto de la realidad concreta, es decir la correcta comprensión en cada momento y sociedad concreta de los factores objetivos y subjetivos de todo tipo concurrentes y la consiguiente elaboración y aplicación de la estrategia y de la táctica más adecuadas. Esa realidad es siempre dialéctica e histórica y por tal concreta, y su acertada interpretación excluye toda formulación abstracta y descontextualizada, toda formulación libresca, doctrinaria y dogmática. Por tanto no cabe de modo general rechazar ni absolutizar ningún modo de lucha; sea ésta pacífica o violenta, legal o ilegal, clandestina o abierta, dentro o fuera de las instituciones burguesas, etc., y la elección y la combinación de estos deberá estar siempre subordinada y adecuada a la búsqueda de la efectividad que permita hacer avanzar en la consecución de objetivos tácticos concretos (unas veces más ambiciosos otras más limitados) sin perder de vista en ningún momento los de carácter estratégico.

¿En qué estaba beneficiando la actividad de ETA cara al reforzamiento del marco nacional de lucha de clases y en que reforzaba o dificultaba la lucha de liberación nacional y social del Pueblo Trabajador Vasco? En nuestra opinión y creemos que en la de la mayoría de la militancia del MLNV, cada cual desde su perspectiva propia, hacía tiempo que la estrategia del conjunto del movimiento había dejado de ser eficaz en aspectos en que antes sí lo era y daba muestras serias de haber entrado en una fase de agotamiento en parte debido a la influencia de la actividad armada de ETA. La estrategia represiva de cerco y aniquilación política contra el MLNV desarrollada por los Estados español y francés, honestamente hay que reconocerlo, estaba logrando ciertos éxitos antes impensables y poniendo a la Izquierda Abertzale en una situación difícil y de relativo repliegue social y político. En este sentido, con mayor o menor acierto, la necesidad y la urgencia de superar esa situación provocó que se hiciera una apuesta firme por abrir un nuevo ciclo. Ante una situación así, permanecer inmóviles como si nada hubiese cambiado no conduce finalmente más que al fracaso. No tiene sentido alguno encastillarse, mantener una posición petrificada en el tiempo, haciendo lecturas completamente descontextualizadas como sí las circunstancias políticas, ideológicas y sociales no hubiesen cambiado un ápice en más de tres décadas y no hubiera que reajustar tácticamente nada. Sería interesante que quienes dan a entender, y sobre todos aquellos que pretenden hacerlo desde ámbitos que dicen defender la dialéctica materialista, que el abandono de la lucha armada de ETA supone un grave quebranto en la lucha de liberación nacional y social de Euskal Herria dieran argumentos fundados que respalden esa posición y a la vez expliquen que alternativa proponen aquí y ahora para nuestro Pueblo. ¿Tan supuestamente pronunciado ha sido el giro de la Izquierda Abertzale para que pase de merecer ser apoyada a ser atacada y denostada?, ¿Era mejor dejar todo igual sin ningún cambio? ¿Todo es ahora tan negativo? Ni tanto ni tan calvo. Es cierto, y no seremos quienes digamos lo contrario, que la estrategia que ha ido configurándose durante estos algo más de dos últimos años en el MLNV presenta y genera dudas, preocupaciones, escepticismos, insuficiencias y flancos débiles, ¿pero es que antes o incluso alguna vez el MLNV ha sido comunista? Nosotros entendemos que no, si bien en épocas anteriores el marxismo llegara a tener cierto peso en su militancia y en sus planteamientos, aunque nunca llegó a arraigar lo suficiente ni fuese asumido generalizadamente. Y el que el MLNV, incluidas sus expresiones electorales no tuviera el carácter de organizaciones dirigidas por el Partido de la clase obrera no ha sido obstáculo insalvable para que desde hace décadas gran parte de los comunistas vascos lo apoyaran, incluso militando en su seno. Para nosotros el fondo de la cuestión no estriba ni antes ni ahora, en la organización armada ETA, con todo el respeto e incluso el reconocimiento hacia el compromiso de tantos militantes que han luchado en sus filas, sino en la cuestión ideológica con el consecuente reflejo que ello debe tener en las cuestiones políticas y organizativas. Es que se quiere para el futuro, que programa se propugna para las clases trabajadoras, cada día más explotadas y agredidas por la dictadura de la burguesía monopolista, en un sistema capitalista mundial cada vez en una crisis más profunda y por eso más violento y opresivo, ¿cuál es la naturaleza y calado del cambio político y social del que se habla recurrentemente en el discurso político de los últimos años en la Izquierda Abertzale? ¿Cómo organizarse y qué formas de lucha desarrollar? ¿Qué tipo de Estado y de sociedad?, Socialista se dice... ¿pero qué se entiende por tal?, ¿qué programa para la clase obrera y el resto del Pueblo Trabajador Vasco se va a defender en los próximos años? ¿Y si logramos parcelas importantes de poder en las instituciones, y por supuesto fuera de ellas, hacia dónde se va a orientar toda esa capacidad potencial? Evidentemente habrá muchas cosas que ahora son imposibles de precisar o anticipar, pero nada de esto debe ser olvidado o minusvalorado, todos estos son algunos de los interrogantes que habrá que ir despejando sobre la unidad de teoría y práctica, sabiendo que será en el curso del movimiento, en el desarrollo de las contradicciones y las decisiones que en cada momento se adopten quienes van a ir aclarando todo esto en el futuro.

Con su contradicciones, deficiencias y limitaciones, hoy por hoy el sector político y social más enraizado en las masas populares, más organizado y más combativo de Euskal Herria continúa siendo la Izquierda Abertzale, y entendemos que sigue siendo la fuerza capaz de generar las contradicciones políticas más agudas dentro del conglomerado de poder y aparatos que sostienen el actual Estado español. Obviamente todo esto no significa que los comunistas debamos renunciar a la crítica ni a defender nuestras propias posiciones teóricas y practicas, ni mucho menos. No debemos ser seguidistas ante lo que proponen las corrientes mayoritarias en la Izquierda Abertzale, pero nuestros pronunciamientos deben ser prudentes, meditados, realistas y respetuosos, algo que en nuestra opinión se ha echado y se echa bastante en falta en ciertos ámbitos comunistas vascos. Al respecto de cual debe ser la posición de los comunistas ante este sector sociopolítico defendemos la aplicación política e ideológica del principio dialéctico de unidad y lucha a través de la fórmula unidad-crítica-unidad ante lo que constituyen contradicciones en el seno del Pueblo y por tanto no antagónicas.

Siempre y cuando no perdamos de vista cuáles son nuestros principios y nuestros objetivos estratégicos a los comunistas no debe asustarnos el llegar bajo ciertas circunstancias a concesiones y compromisos tácticos. Lenin y por supuesto Mao, supieron actuar con flexibilidad táctica en numerosas ocasiones, ¿No cambiaron de táctica Lenin y los bolcheviques en repetidas ocasiones?, ¿No impulsó ni llegó Mao a acuerdos y compromisos tácticos con el Kuomintang a pesar de que este era el partido responsable del asesinato de decenas de miles de comunistas? Nuestra ideología es científica, el materialismo dialéctico y tenemos muy claro cuáles son sus principios, por eso mismo no puede haber códigos cerrados y eternos en catecismos, biblias, o talmudes en los que encontrar fórmulas siempre acabadas.

Obviamente también en nuestro país serán necesarias crear alianzas que comprendan más allá de la clase obrera a otras clases, capas y sectores sociales, alianzas que necesariamente y en distinto grado serán a veces inestables, temporales, parciales, más o menos amplias o limitadas, y en reconfiguración continua. En ese sentido los comunistas vascos debemos considerar esas alianzas tácticas y aportar a ellas manteniendo nuestra independencia ideológica, política y, organizativa, y en un futuro la clase obrera con la existencia del Partido Comunista de Euskal Herria como organización política independiente en la que se expresan sus intereses poder encabezar el proceso de liberación nacional y de clase en nuestro país.

Como hemos dicho, y guste o no, nos adentramos en una etapa nueva en la lucha de liberación nacional y social, que junto a los elementos novedosos que presenta en el plano nacional interno deberá afrontar una profundísima crisis del sistema capitalista-imperialista, (tan solo comparable a la de los años treinta del siglo XX -que trajo consigo el fascismo y la mayor guerra imperialista mundial de la historia- ) que está golpeando y golpeará con mayor dureza aún a la clase obrera y al conjunto de clases y capas trabajadoras y no monopolistas. En ese sentido es preocupante que sea precisamente ahora cuando las tendencias socialdemócratas y más reformistas de la Izquierda Abertzale ganen más terreno. Históricamente uno de los aciertos y fortalezas de la Izquierda Abertzale ha sido el entender que Liberación Nacional y Liberación Social constituyen dos caras de una misma moneda, se entendían ambas como una unidad dialéctica; todo este planteamiento correcto se ha ido debilitando (cuando no conscientemente arrinconando ) con el tiempo, pasando a considerar el Derecho de Autodeterminación como una cuestión y un reivindicación única y meramente democrática, desconectada y ajena a la lucha de clases (parecido ha sucedido con respecto a conceptos como independencia o soberanía). Son problemas que no tienen origen de dos años a esta parte sino que ha sido un proceso progresivo (o regresivo según se mire) que se ha venido dando desde hace más de veinte años y que sin duda tienen que ver con el alejamiento progresivo y creciente del Marxismo que se ha vivido en el seno del MLNV. La Izquierda Abertzale no ha llegado a la conclusión de que el sistema capitalista no está interesado en mantener el llamado Estado de Bienestar toda vez que sus clases dirigentes saben muy bien que las circunstancias históricas que confluyeron en su origen ya no existen. Por eso estratégicamente y desde un punto de vista de clase las posturas defensivas que ponen todo el énfasis en el llamado Estado de Bienestar que desde postulados socialdemócratas (e incluso de recetas neokeynesianas ante la crisis capitalista) se están a menudo defendiendo, constituyen un error y contribuyen al confusionismo y a crear falsas ilusiones entre la clase obrera y el conjunto del Pueblo Trabajador en cuanto que se da a entender que el Socialismo puede ser alcanzado a través de reformas que no tocan ni los principios medulares sobre los que se asienta la explotación de clase ni sus principales aparatos de poder para asegurar ésta . Los obreros y el resto de clases trabajadoras y capas populares no podemos conformarnos con una redistribución de la riqueza lograda a través de políticas fiscales más justas y de simple mayor intervención estatal a través de una mayor extensión de la inversión pública que en principio traerían como consecuencia unos servicios y prestaciones sociales públicas mejoradas. Tácticamente son conquistas que no son rechazables porque mejorarían los derechos y las condiciones de vida de las grandes mayorías pero que en modo alguno pueden ser un fin en sí mismo y desde luego el Socialismo no es eso de ninguna manera, se mire por donde se mire. No es posible domar al capitalismo tal y como el desarrollo histórico del capitalismo lo certifica; así, cualquier conquista relativamente progresista que eventualmente se pudiera conseguir en la etapa actual del capitalismo-imperialismo sería extremadamente inestable si no estamos en condiciones de superar los límites que aprisionan a la clase obrera. Desde un punto de vista estratégico necesitamos atacar la raíz de la explotación, de la desigualdad y de la injusticia y eso sólo se consigue tomando el Poder, destruyendo el capitalismo y construyendo el Estado de dictadura democrática popular o democracia socialista dirigido por la clase obrera en alianza con las demás clases y capas populares. Necesitamos construir el Socialismo.

No sabemos si la independencia de nuestro Pueblo llegará a través de la consecución de metas revolucionarias que nos sitúen en las condiciones de construir el Estado Socialista Vasco o si la independencia se conseguirá antes. En el segundo de los casos esto será consecuencia de un dilatado proceso de lucha democrática popular protagonizado por importantes sectores del Pueblo Trabajador Vasco, que aunque seguiría sin conseguir la liberación de clase sí supondría generar ciertas condiciones de ruptura democrática con respecto a la situación que imponen los Estados francés y sobre todo español, una de las cuales sería la resolución en gran medida de la contradicción y opresión nacional, lo que ya solo de por sí contiene ya un elemento de satisfacción de demandas democráticas muy ampliamente sentidas por las masas populares vascas. Cualquiera de estos dos escenarios podría tener el efecto positivo de impulsar también luchas de clase y de liberación nacional en los distintos Pueblos sometidos por el yugo opresor y explotador de los Estados capitalistas-imperialistas francés y español, principalmente en este último.

En cualquier caso nuestro modelo no es ni puede ser el de los nuevos Estados formalmente independientes constituidos en Europa desde la última década del siglo XX, ni desde una postura de liberación de clase, y de construcción de una Euskal Herria socialista es defendible un Estado vasco dentro de la imperialista U.E. En ese sentido podríamos hablar de cual es el grado de independencia real de los países Bálticos, Croacia, Kosovo, Macedonia, Montenegro, etc. Como clase obrera y como comunistas no nos podemos conformar con un tipo de independencia que se parezca a ésta en lo más mínimo. También, hemos visto con brutal realismo como otros Estados capitalistas como es el caso más conocido de Grecia, pero no únicamente: ahí están por ejemplo Estados como Albania, Bulgaria, Hungría, Portugal, Rumanía, etc., o incluso Estados imperialistas de segunda fila como Italia y el Estado español que en teoría completamente independientes todos ellos tienen que supeditarse y cumplir las órdenes dictadas por las instituciones de la Europa del gran capital monopolista. Ante ello afirmamos que la clase obrera es la única que por sus intereses objetivos puede culminar la lucha de liberación nacional y defender consecuentemente la soberanía y la independencia de Euskal Herria contra los chantajes y la violencia de los Estados capitalistas-imperialistas y de los brazos económicos y militares transnacionales del gran capital. La plena liberación de Euskal Herria sólo será realidad cuando el pueblo trabajador, con la clase obrera a la cabeza, conquiste el poder político y se dote de un Estado Socialista Vasco. Por eso para hacer avanzar la Revolución Vasca, la clase obrera de nuestro país en una perspectiva de liberación global, nacional y social, es una necesidad constituir el Partido Comunista de Euskal Herria. Los comunistas defendemos el internacionalismo proletario y por eso es también una necesidad buscar la confluencia y la unidad en la lucha del proletariado internacional, el buscar constantemente ámbitos y estructuras organizativas comunes. Pero en el caso de las naciones oprimidas y sin Estado éstas no pasan necesariamente siempre por militar en estructuras organizativas de ámbito estatal (nos referimos en este caso al español y francés), ya que esto supone en bastantes ocasiones plantear una mal entendida “unidad” de la clase obrera desde la abstracción dogmática, al margen y escindida de las condiciones reales concretas de existencia de las colectividades humanas y de la lucha de clases inherente a ellas: factores económicos, políticos, culturales (psicológicos, idioma…) ,históricas, etc. A estas alturas todo comunista revolucionario debería tener claro que, ciertamente, pertenecemos a una misma clase pero no a una misma nación.

Hego Euskal Herria es el eslabón más débil dentro del Estado y pensamos que potenciar el marco nacional autónomo de lucha de clases es nuestra mejor y más eficaz contribución a la lucha contra la burguesía monopolista (y contra sus aliados locales) y a la destrucción de su aparato de dominación y explotación de clase (en el caso que nos ocupa también de opresión nacional) de la burguesía monopolista cuya materialización efectiva toma forma en Estado capitalista imperialista español y nuestra mejor contribución a la lucha liberadora de clases y del resto de los pueblos oprimidos por el Estado español y a la Revolución Proletaria Mundial. Como hemos dicho, aunque bajo formas y realidades nacionales, el proletariado es una clase internacional y su lucha así mismo lo es, así que es necesario impulsar coordinaciones y marcos unitarios para potenciar la lucha de clases. Lógicamente respetando ciertas realidades dadas por la existencia de marcos nacionales donde se desarrolla de modo concreto la lucha de clases, es necesario y sería muy positivo impulsar formas de coordinación y de unión internacional con las organizaciones de las clases obreras y capas populares de otros países, empezando con las vecinas y más cercanas, más aún cuando con estas últimas existe una opresión común de clase causada por un mismo Estado, y lazos económicos, sociales, históricos, etc., entre nuestro pueblo y el resto de los pueblos trabajadores y oprimidos por los Estados español y francés.

Volviendo al asunto de la necesidad de constituir el Partido de la clase obrera vasca, el Partido Comunista de Euskal Herria, en la actualidad aparecen dos líneas que consideramos erróneas dentro de quienes se reclaman del comunismo abertzale:

Quienes afirman que el Partido Comunista debe ser constituido ya y atacan virulentamente a la Izquierda Abertzale llamando abiertamente a su escisión; es más es su principal dedicación la crítica destructiva y llamar traidores, liquidacionistas, pequeño burgueses, revisionistas, y una letanía de epítetos (algunos pretendidamente ocurrentes) que no vamos a reproducir, hasta el punto de llegar a considerar que la Izquierda Abertzale es el enemigo principal de la clase obrera vasca (en el proceso revolucionario vasco; ¿qué tipo de alianzas sociales y políticas podrían constituir quienes constantemente anatemizan a todos bajo la acusación de pequeñoburgueses, traidores, liquidacionistas, revisionistas etc.?) . Todo esto sin haber articulado un discurso mínimamente coherente, sin realizar ningún tipo de propuesta en positivo y al parecer sin ser conscientes de cual es el grado de conciencia ideológica de las masas trabajadoras vascas y en especial de su clase obrera y de cual es el grado real de influencia que los comunistas vascos tenemos dentro del Pueblo Trabajador Vasco. Sin duda que hay que avanzar hacia la constitución del Partido Comunista de Euskal Herria, pero actitudes irrealistas que confunden los deseos con la realidad, actitudes sectarias y dogmáticas como la de algunos "hipercomunistas" no sirven para impulsar ese avance. Construir las condiciones subjetivas para la constitución del Partido Comunista no es inventárselas de la nada.

Por otro lado están quienes dicen que no niegan la necesidad del P.C. pero siempre consideran que no es el momento de avanzar, no toman ninguna decisión para avanzar seriamente hacia ese horizonte y centran toda su actividad y esfuerzo en otras tareas, de modo que siempre el Partido Comunista es una referencia aplazada para un futuro, sin saberse bien cuales son las circunstancias y condiciones que ellos consideran adecuadas para dar pasos con decisión en el camino de constitución del Partido Comunista de Euskal Herria. Suelen hablar de la necesidad de una masa crítica necesaria para la creación del Partido, pero olvidan que las condiciones subjetivas, las condiciones ideológicas necesarias para su constitución no se crean por si solas por suerte de ningún mecanismo determinista dado de por sí en los desarrollos sociales de la lucha de clases, sino que es la decisión consciente de individuos concretos la que impulsa que ésas condiciones se fortalezcan y aceleren o por el contrario se debiliten y se retrasen.

Ante esta situación los comunistas debemos esforzarnos en desarrollar esas condiciones subjetivas, los factores ideológico-organizativos que antes o después hagan posibles nuevas victorias del proletariado en un nuevo ciclo revolucionario internacional. En Euskal Herria también. Del mismo modo los comunistas vascos debemos también discutir, decidir y concretar, con qué objetivos, y como y donde queremos trabajar políticamente. Es una necesidad vital hacer todo esto, en vez de lanzarse a degüello contra la actual línea política dominante en la Izquierda Abertzale mientras desgraciadamente desde el comunismo vasco se dan muestras de incapacidad para desarrollar una línea ideológica, política y organizativa coherente y consistente con la que intervenir entre nuestro Pueblo. Desgraciadamente junto a quienes a veces han hecho críticas legítimas, aunque no siempre medidas o correctas, hay quienes llevan tiempo en la crítica casi siempre destructiva, en el ataque gratuito, en el enfrentamiento frontal y el divisionismo, fustigando sin mesura a dirigentes y a miles de militantes de la Izquierda Abertzale y utilizando métodos como la insidia, la intoxicación, las medias verdades, la difamación, la mentira y el insulto en vez de trabajar seriamente para avanzar en el fortalecimiento del Movimiento Comunista Vasco, un proceder que objetivamente beneficia exclusivamente a los Estados español y francés, a los enemigos más acérrimos de las causa de liberación social y nacional de nuestro Pueblo. Quizás haya quien así vea reforzada su autoestima y obtenga dosis de autosatisfacción. Uno puede hacer los brindis al sol que quiera, sacar pecho decir, incluso gritar a todas horas “que los marxistas-leninistas se pongan al frente de la lucha por la liberación nacional”, pero eso nada cambia la realidad objetiva en la que de momento la capacidad real de incidir políticamente de los comunistas vascos es muy limitada y en la que es ingente el trabajo que queda por hacer en nuestra casa, donde prácticamente todo está por construir.¿Cuál es el grado de desarrollo de las fuerzas revolucionarias? ¿Cuál es el grado de conciencia ideológica de las masas trabajadoras vascas y en especial de su clase obrera? ¿Cuál es el grado real de influencia que los comunistas vascos tenemos dentro del Pueblo Trabajador Vasco? ¿Qué tipo de instrumentos organizativos hemos sabido crear o impulsar entre las masas obreras y populares? Los comunistas a la vez que demostramos inteligencia táctica no debemos olvidar cuáles son los objetivos estratégicos máximos: la construcción revolucionaria del Socialismo en avance progresivo hacia la sociedad comunista. Decididamente el Partido Comunista es un medio imprescindible para conquistar esos objetivos y la liberación nacional de Euskal Herria, pero, ¿es serio actuar como si éste fuese una realidad organizativa sólida y estuviese verdaderamente enraizado en la clase obrera vasca y como si ya estuviésemos en condiciones de encabezar la liberación nacional y social de nuestro Pueblo? Es obvio que la dirección política de cualquier proceso hay que ganarla a pulso demostrando capacidad, demostrando con los hechos que la teoría y práctica de los y las militantes comunistas es la más correcta, pero eso no se consigue por el mero hecho de creerlo y proclamarlo así sino por que esa posición se conquista ante las masas trabajadoras y sus segmentos más avanzados cuando ante sus ojos se gana su confianza. Los comunistas de Euskal Herria debemos de ser capaces de cumplir con nuestros deberes cosa que hasta ahora no hemos sido en gran medida capaces, organizando a los sectores más conscientes de la clase obrera vasca y contribuir decisivamente a elevar el grado de conciencia y organización de la clase en general a través del trabajo ideológico, político y práctico. ¿Seremos los comunistas vascos capaces de organizar el partido revolucionario de la clase obrera, el Partido Comunista, de jugar un papel relevante en la lucha de liberación nacional y social de nuestro país y de algún día liderarla?

Para finalizar, consecuentemente con lo que hemos expresado y ante las próximas elecciones del 20 de noviembre decidimos apoyar las candidaturas de la coalición electoral AMAIUR, de las que la Izquierda Abertzale es su principal componente; sin caer en fantásticos optimismos ni en pesimismos desmoralizadores, porque para empezar tenemos claro que aquí y ahora abstenerse sería aún peor tanto desde un punto de vista de nación oprimida como de clase , y que ante la creciente ola de opresión y reacción que tenemos encima no hay otra alternativa que ésta o la frustración, la impotencia o el testimonialismo estéril. Consideramos que el frente electoral e institucional, sin de ningún modo ser el más importante ni que sea en los parlamentos burgueses donde se vayan a conquistar los intereses fundamentales del Pueblo Trabajador, sigue siendo en este caso un frente más de lucha que puede servir de altavoz o de caja de resonancia de muchas de sus aspiraciones populares y que debe contribuir a reforzar e impulsar el movimiento popular en el camino de alcanzar los objetivos de liberación nacional y de clase.


GORA EUSKAL HERRIA ASKATUTA!!!


GORA EUSKAL HERRIA SOZIALISTA!!!


JO TA KE INDEPENDENTZIA TA SOZIALISMOA LORTU ARTE!!!

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1.Ver el comunicado en: http://www.gara.net/index-euskaraz.php y http://vimeo.com/18619937.


viernes, 18 de noviembre de 2011

¿Por qué apoyamos a AMAIUR?

Tomado de la publicación marxista vasca SUGARRA.


El próximo 20-N, la Izquierda Abertzale se presenta a las elecciones generales, después de casi una década de ilegalizaciones y prohibiciones. No lo hace bajo unas siglas propias, pues el Tribunal Constitucional español, en una evidente maniobra dilatoria, aún no se ha pronunciado sobre el recurso interpuesto contra la no legalización de Sortu por parte del Tribunal Supremo. Sin embargo, lo hace formando parte de una amplia coalición electoral, formada por Bildu y Aralar.

Ante este nuevo proceso electoral, una vez más, los comunistas vascos vamos a exponer nuestra posición sobre la conveniencia o no de participar en las instituciones burguesas y, por tanto, en las elecciones.

En primer lugar, decimos claramente que no debemos albergar falsas ilusiones acerca de las posibilidades que nos pueda ofrecer la participación en el parlamento español o en los autonómicos, ya sea en el de la CAPV o en el foral navarro, ya que todos ellos se encuentran estrechamente restringidos por las limitaciones impuestas por la Constitución burguesa española.

Sin embargo, mientras siga habiendo una gran parte del pueblo que todavía confía en las instituciones burguesas, es necesario y conveniente la participación en ellas para utilizarlas a modo de plataforma política, de “altavoz” o de “caja de resonancia” desde donde se puedan difundir y defender las legítimas aspiraciones populares, pero sin cifrar nuestras esperanzas en que éstas se vayan a lograr por medio de la actuación exclusivamente parlamentaria. Esas vanas ilusiones constituyen lo que Lenin llamó el “cretinismo parlamentario”.

Solamente cuando el nivel de conciencia, el grado de organización y la capacidad de movilización de las masas trabajadoras hayan alcanzado un importante desarrollo, dejará de ser necesaria la participación en dichas instituciones y se podrá llamar a boicotearlas y a construir órganos de poder revolucionario, al margen del parlamento español y de los parlamentos autonómicos.

Pretender, hoy día, que no se participe en las elecciones supone, sencillamente, renunciar a un ámbito de lucha que, a pesar de todas sus limitaciones, todavía sigue siendo muy necesario y en el caso de Euskal Herria es, ni más ni menos, hacer el juego al enemigo.

En segundo lugar, hay que decir que por su carácter incipiente y su alcance limitado, no se puede considerar a AMAIUR como un frente democrático. Sin embargo, esa coalición ya cuenta con un amplio respaldo popular. En la práctica, la apoyan una serie de clases, sectores sociales y capas de la población que son las que configuran lo que hemos venido llamando Pueblo Trabajador Vasco.

El hecho de que (aunque sea de forma todavía embrionaria) se haya logrado aglutinar a sectores de la clase obrera, trabajadores de la administración pública, baseritarras, arrantzales, trabajadores autónomos, etc., e incluso a diversos segmentos de la pequeña burguesía, evitando su dispersión, es algo evidentemente positivo. AMAIUR es, por tanto, la expresión del conjunto de todos esos sectores. De ahí que, objetivamente, se pueda considerar como producto o plasmación, en la práctica, de una alianza (multilateral) de clases.

Y cuando decimos que todo esto ha sido positivo, lo hacemos teniendo en cuenta sus diversas limitaciones. La más importante de las cuales es, hoy por hoy, que la clase obrera, potencialmente la más revolucionaria, no cuenta todavía con un instrumento organizativo que le permita tener una voz propia para defender sus intereses específicos de clase, en el movimiento popular, y que le permita alcanzar la hegemonía en el seno del Pueblo Trabajador Vasco.

No obstante, también hay que tener en cuenta que las contradicciones que se dan entre la clase obrera y las clases y sectores que constituyen la base social de AMAIUR, son contradicciones en el seno del pueblo, de carácter no antagónico y, por tanto, no tienen un carácter irreconciliable, es decir que se pueden superar mediante la lucha ideológica, el diálogo y la persuasión.

El ignorar la naturaleza de estas contradicciones impide distinguir con claridad entre nuestros amigos y nuestros enemigos, así como establecer correctamente quién es el enemigo principal en la lucha por la independencia y el socialismo.

Otra de las limitaciones más importantes que percibimos en AMAIUR es el progresivo deslizamiento del principal miembro de la coalición, la Izquierda Abertzale, hacia posiciones ideológicas y políticas cada vez más nacionalistas, mientras se va desdibujando cada vez más su antiguo perfil de izquierda. Esto se manifiesta en el reforzamiento cada vez mayor del aspecto nacional respecto al aspecto social en su estrategia e incluso con el desligamiento de ambos aspectos entre sí, cuando se sostiene, por ejemplo, que primero hay que lograr el Estado vasco y dejar para más adelante la lucha por el socialismo.

Hasta la propia organización ETA que, durante mucho tiempo, ha sido considerada como el principal referente por parte de la Izquierda Abertzale y que ha gozado de un gran ascendiente sobre ella; en la reciente entrevista que realizó el diario GARA (11-11-2011) a dos de sus miembros, se centra casi exclusivamente en el aspecto nacional del conflicto, con apenas una mínima referencia al socialismo.

Y esto ocurre cuando, precisamente, el proceso político que se desarrolla en Euskal Herria está teniendo lugar en un contexto de crisis global del capitalismo que se caracteriza por la agudización extrema de todas las contradicciones sociales, como consecuencia de la creciente irracionalidad del capital financiero, y de la acentuación de su carácter especulativo y parasitario.

Teniendo en cuenta todos estos factores y su previsible evolución, consideramos que desde un punto de vista estratégico, es prioritario evitar el aislamiento y la disgregación del movimiento popular vasco, a pesar de que todavía deba pasar bastante tiempo hasta que la clase obrera pueda ponerse a su cabeza; y que para ello, tácticamente, la participación de AMAIUR en las elecciones y su posible presencia en el parlamento español, puede contribuir a consolidar y reforzar el movimiento popular. Por ello, el 20-N pedimos el voto para AMAIUR.

Euskal Herria: Situación actual y perspectivas (2011-08-25)


Aunque en cuanto a actualidad algunos aspectos hayan quedado un poco superados por la rápida sucesión  de acontecimientos, publicamos este interesante artículo de SUGARRA con el cual nos identificamos en muy alto grado.

http://sugarra.blogspot.com/2011/08/euskal-herria-situacion-actual-y.html

Las elecciones municipales y forales del pasado 22-M han servido para poner, nuevamente, de manifiesto la capacidad de recuperación del movimiento popular vasco, después de la campaña de cerco y aniquilamiento que, con el pretexto de lucha contra el terrorismo, ha llevado a cabo el Estado español contra los sectores más dinámicos y combativos de nuestro pueblo durante los últimos diez años. 
La coalición Bildu, formada por EA, Alternatiba y un sector de independientes próximos a la IA, ha logrado el apoyo electoral de cerca de 315.000 personas en Hegoalde, convirtiéndola en la segunda fuerza política en la CAPV. Cerca de 1200 cargos electos (1138 concejales y 52 apoderados a Juntas Generales y parlamentarios forales), han permitido a la coalición hacerse con más de un centenar de alcaldías, entre ellas la de Donostia, y con la Diputación de Gipuzkoa. Evidentemente, se trata de un paso importante pero que no debería suscitar falsas ilusiones.

Es cierto que la nueva situación política creada por el alto el fuego de ETA y la legalización de Bildu, ha permitido iniciar un proceso de amplia acumulación de fuerzas abertzales y democráticas, lo que hasta ahora parecía impensable. Según las últimas encuestas realizadas por el Euskobarómetro:

El saldo de entre 150.000 y 170.000 votos que gana Bildu con respecto al voto nulo de 2009 (alrededor de un 40 % de su voto actual) proviene de su propia abstención anterior (23 %), del préstamo al PNV (8 %), de EA (6 %), de los nuevos votantes (6 %), del préstamo a Aralar (5 %) y del de EB (4 %).” [Euskobarómetro Mayo 2011. UPV-EHU. Pág. 36].

También hay que tener en cuenta la repercusión que han tenido estas elecciones en Iparralde donde, el pasado 8 de julio, un grupo de unos cuarenta electos (alcaldes y concejales) miembros de diferentes partidos políticos, así como de independientes, hizo un llamamiento (manifiesto “Bil Gaiten”) a favor de la unidad de los abertzales de izquierda, para desarrollar un proyecto político común y que se inspiraba en las experiencias de EH-Bai y de Bildu, lo que abre nuevas perspectivas políticas en Ipar Euskal Herria.

Pero no es menos cierto que la lucha en el seno de las instituciones es tan sólo una parte, y no la fundamental, de la lucha por la independencia y el socialismo. Por eso, la propuesta de Bildu al PNV para formar una alianza electoral de cara a las próximas elecciones generales del 20-N parece un tanto precipitada, teniendo en cuenta el carácter inconsecuente, tímido y vacilante del PNV (que se debe a la posición contradictoria de la clase cuyos intereses defiende objetivamente, que son los de una fracción de la burguesía media vasca) y podría ser síntoma de una inclinación al electoralismo por parte de Bildu, a no ser que la verdadera finalidad de su propuesta sea precisamente la de poner en evidencia las vacilaciones del PNV y de tratar de agudizar las contradicciones internas que existen en las bases de ese partido.  

De todas formas, la legalización de Bildu y su participación en las elecciones municipales y forales del 22-M, ha supuesto un verdadero respiro para la IA y ha permitido la recuperación de amplios sectores de su base social que corrían peligro de haberse ido desgajando o diluyendo poco a poco, como pretendía el Estado español. Unos sectores que, por su extracción social, forman parte del Pueblo Trabajador Vasco, y a los comunistas nos interesa mantener su unidad desde una perspectíva estratégica. Esa ha sido la principal razón de que en las pasadas elecciones hayamos apoyado tácticamente a Bildu, pidiendo el voto para dicha coalición.

Sobre la naturaleza de Bildu

En cualquier caso, en SUGARRA somos conscientes de que no es lo mismo una coalición electoral, por mucho que se la presente como estratégica y con proyección de futuro, que una acumulación de fuerzas populares para luchar por la autodeterminación y la independencia; o que una unión de fuerzas revolucionarias, para tomar el poder. Si la primera tan sólo requiere de acuerdos “por arriba” entre las direcciones de los distintos partidos firmantes, lo que le da una menor consistencia y un carácter más coyuntural y transitorio (a pesar de la importancia táctica que pueda tener); la segunda y la tercera requieren el desarrollo de toda una estructura común, en barrios y pueblos, creando una serie de organismos unitarios que sirvan para forjar la unidad popular y/o revolucionaria desde la base.

Por otra parte, también somos conscientes de que ninguna de las distintas organizaciones o corrientes que actualmente configuran Bildu tiene un carácter socialista revolucionario, sino que su orientación ideológica se enmarca en lo que podemos calificar de socialdemócrata (de centro-izquierda, como EA o de izquierda, como Alternatiba) y que por la composición social (interclasista) de su electorado y por la posición de clase que denota su programa político, no tienen un carácter proletario. Lo que hace que, al no tener tampoco un carácter burgués, sólo se puede definir la línea de dicha coalición como pequeñoburguesa. En cuanto a la Izquierda Abertzale, debemos hacer algunas matizaciones.

Corrientes en la Izquierda Abertzale

En estos momentos se pueden apreciar en ella dos corrientes principales, una que propugna el llamado “socialismo identitario”, de tipo socialdemócrata y que podemos calificar de neokeynesiana. No pretende la toma del poder por el pueblo trabajador ni la creación de un Estado socialista, sino la restauración del “Estado del Bienestar” y una distribución más “equitativa” de la riqueza, en base a una “justicia social”. No pretende llevar a cabo una transformación revolucionaria, dirigida a la eliminación del capitalismo y a la desaparición de las clases sociales. Tan sólo aspira a una economía mixta, con un fuerte sector público, y su modelo son los países capitalistas del Norte de Europa. Por otra parte, esta corriente defiende la creación de un Estado vasco independiente en el marco de la UE. 

La otra corriente, que podemos considerar de izquierda radical, sí aspira a realizar una transformación revolucionaria. Desde un punto de vista ideológico tiene elementos espontaneístas. Enlaza con las ideas del “consejismo” y con el “operaísmo” o la “autonomía obrera”. También tiene un cierto componente libertario. Simpatiza con el proceso bolivariano de Venezuela, sobre todo por las experiencias “comunitaristas”, aunque es crítica con Hugo Chávez, sobre todo por su personalismo y por la entrega de refugiados de las FARC.  

La lucha ideológica

Nuestra actitud hacia estas corrientes se basa en la lógica de unidad-crítica-unidad. Partiendo de que las contradicciones entre ellos y nosotros no son antagónicas ni irreconciliables, sino que se trata de contradicciones en el seno del pueblo (que se deben superar mediante la crítica y autocrítica, para avanzar hacia nuevas y más estrechas formas de unidad), debemos evitar todo tipo de crítica destructiva, calumniosa o dirigida a ahondar las diferencias, ya que si tratamos incorrectamente este tipo de contradicciones, podrían llegar a cambiar su naturaleza, y transformarse en contradicciones irreconciliables, como las que existen entre nosotros y nuestros enemigos.

La finalidad de la crítica no es destruir a quien se critica (a no ser de que se trate de un enemigo de clase) sino, como dijo Mao, es la de “salvar al paciente”. Por ello, debemos tener siempre presentes los matices y diferencias entre unas corrientes y otras, entre unas posiciones ideológico-políticas y otras. Aunque, en ocasiones, tengan entre ellas puntos en común o se manifiesten simultáneamente en unos mismos sectores, no podemos meterlas a todas en el mismo saco. Por eso, la lucha ideológica que debemos mantener respecto de unas y otras, no podrá ser idéntica. Debemos ser capaces de diferenciarlas analíticamente y mantener respecto a cada una de ellas un “tratamiento” diferenciado.

Sobre los aspectos estratégicos

Como hemos dicho más arriba, lo esencial no son las elecciones ni las instituciones burguesas, aunque sea conveniente participar en los procesos electorales y tener presencia institucional. Pero, a fin de cuentas, estas no son más que consideraciones tácticas. Para elaborar una línea revolucionaria correcta, debemos estudiar a fondo nuestra propia realidad, y tener en cuenta las condiciones concretas de la sociedad vasca: su estructura económica, su estructura social, las aspiraciones más sentidas por el Pueblo Trabajador Vasco, el estado de ánimo de las masas, etc. Ya dijo Mao, refiriéndose a aquellos comunistas que sin conocimiento de causa no hacían más que charlatanear, que “quien no estudia no tiene derecho a hablar”. Sólo en base al análisis concreto de la realidad concreta, podremos diseñar las líneas generales de un trabajo revolucionario con posibilidades de éxito.

Teniendo en cuenta estos aspectos, a medio y largo plazo se plantea la necesidad de impulsar una sólida articulación de fuerzas, que vaya más allá de las meras coaliciones electorales (como hoy es Bildu) para impulsar la lucha democrática y revolucionaria por  la conquista de los objetivos estratégicos del Pueblo Trabajador Vasco, la independencia y el socialismo.   

Desde SUGARRA consideramos que estos objetivos los conquistaremos por medio de un proceso de lucha por la emancipación nacional y la transformación social, al que nosotros llamamos Revolución Vasca. Este proceso político se tendrá que desarrollar en base a dos contradicciones, una de carácter social (de clase) y otra de carácter nacional. Lo cual nos lleva a plantear que la acumulación de fuerzas para hacerlo posible, tendría que desarrollarse en base dos ejes distintos y por ello, esa acumulación de fuerzas habría de orientarse a la creación de dos bloques distintos, aunque interdependientes. Un bloque  revolucionario (anticapitalista y socialista); y otro bloque democrático nacional más amplio y abierto que aquel, que por ello deberá ser interclasista. Empezaremos definiendo lo que entendemos por este último.

El bloque democrático nacional

Con esta denominación nos referimos a una especie de frente amplio en el que tengan cabida fuerzas políticas y sociales de distinta naturaleza de clase. Unas podrán ser pequeño burguesas e incluso también de la burguesía media [1], pero también habrían de formar parte de él, necesariamente, fuerzas políticas y sociales de la clase obrera (partidos, sindicatos y otro tipo de organizaciones de masas). Por tanto, un bloque de este tipo requeriría que se estableciesen determinadas alianzas de clase en torno a los objetivos democrático nacionales. Y sólo la hegemonía de la clase obrera, en el seno de este bloque, será la garantía de que la lucha por conquistar estos objetivos democráticos se inscriba en la perspectiva de la revolución socialista. Pero, para que esto sea posible es necesario que la clase obrera vasca se dote de un instrumento organizativo de intervención política, un partido comunista vasco. Desde SUGARRA trabajamos por crear las condiciones ideológicas, políticas y organizativas que lo permitan.

El bloque revolucionario

Con esta denominación, nos referimos a un bloque que agrupe a todas aquellas fuerzas susceptibles de impulsar el proceso revolucionario y el cambio social. Dichas fuerzas representarían a todas las clases, capas y sectores sociales interesados, objetivamente, en el socialismo. Podrían participar en él una buena parte de las que también formasen parte del bloque democrático nacional, aunque no la burguesía media.

Desarrollando una política hábil y flexible de cara a las distintas capas de la pequeña burguesía, se podría ganar a algunas de ellas para la causa revolucionaria, haciendo que se sientan motivadas e ilusionadas con el cambio revolucionario. Y el ganarse a estas capas es una cuestión crucial para la clase obrera, pues tienen un considerable peso en la estructura social vasca ya que representan cerca de la tercera parte de la población activa. Por ello, no podemos subestimar la importancia de la pequeña burguesía y menos aún despreciarla. Si la clase obrera no fuese capaz de atraérsela, lo harán la burguesía vasca o la oligarquía española y, en ese caso, se dificultarían enormemente las posibilidades revolucionarias.

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NOTAS:

1.- Podemos decir que la burguesía media (no monopolista) está orgánicamente integrada en el mecanismo global de acumulación y de reproducción de las relaciones de producción capitalistas hegemonizado por la gran burguesía. Lo que significa que funciona, se desarrolla y reproduce como parte orgánica del funcionamiento, desarrollo y reproducción del sistema capitalista. Al gran capital (monopolista), le interesa mantener subordinada a él a la burguesía media, tanto por razones económicas como políticas.  Pero, el desarrollo del capitalismo, sobre todo en los periodos de profunda crisis económica, acentúa las contradicciones entre la burguesía media y la gran burguesía. Al mismo tiempo que el hecho nacional, como ocurre el caso de Euskal Herria, condiciona y modula la relación dialéctica entre ambos. Por ello, podemos decir que entre la gran burguesía y la burguesía media, hay una relación simultánea (dialéctica) de antagonismo y de complementariedad.  

Respecto a la burguesía media vasca, conviene aclarar que esta clase está formada por los propietarios de la gran mayoría de las empresas de mediano tamaño, ya sean industriales, comerciales o de servicios, así como de una parte de la banca. Según los datos de que disponemos, en 2009 se contabilizaban en la CAPV 2174 empresas de tamaño medio, de entre 50 y 250 trabajadores (el 1,10% del total) que empleaban a 208.453 trabajadores asalariados (el 21,80% de la población ocupada). Igualmente se pueden incluir en esta clase a los agricultores acomodados. Sin duda alguna, se trata de una clase explotadora.

Además, también se pueden incluir en ella a los directivos y cuadros superiores de las empresas. Igualmente, según nuestros datos, en el primer trimestre de 2011, el número de directivos y cuadros superiores en la CAPV sería de 46.500, lo que representa el 4,95% de la población ocupada en dicho periodo.

Aunque estos sectores no formen parte estrictamente de dicha clase, por no ser propietarios de medios de producción, por la posición que ocupan en la división del trabajo (cumplen una función de planificación, organización y control) resultan imprescindibles para mantener el funcionamiento del proceso de producción, la acumulación de capital y la reproducción de las relaciones de producción capitalistas, basadas en la explotación del trabajo asalariado.  

La burguesía media vasca es una clase contradictoria. Por una parte, está sometida al expolio de la gran burguesía monopolista y de las multinacionales, pero por otra, necesita del Estado español para sobrevivir. Está económicamente subordinada a la alta burguesía y a su Estado (a través del crédito, de las políticas de precios y salarios, de la política fiscal, de las subvenciones, de los planes de estabilización y/o de reconversión, y a menudo también, a través de su participación accionarial en las empresas propiedad de la gran burguesía, etc.).

Un sector de la burguesía media vasca, el más fuerte y dinámico, ha tratado de superar los estrechos márgenes que le ofrece el mercado español, y ha procurado asociarse con empresas extranjeras e innovar su tecnología. Al mismo tiempo, en los años de prosperidad, al calor de la expansión económica, también ha tratado de dotarse de su propia red financiera, para así estar en condiciones de competir con la burguesía monopolista y, al mismo tiempo, hacerse un hueco en el mercado europeo y asiático.

Con el objeto de situarse en una posición más ventajosa para defender sus intereses económicos y acceder en mejores condiciones al mercado internacional, una fracción de la burguesía media, representada por el PNV, defiende la ampliación del actual marco autonómico e incluso la creación de uno nuevo, donde pueda contar con mayores competencias. Esta fue la razón de que el Gobierno autónomo vasco presentase el llamado Plan Ibarretxe (aprobado por el Parlamento Vasco el 30 de diciembre de 2004 y rechazado por el Parlamento español el 1 de febrero de 2005). Por su carácter fuertemente contradictorio, la burguesía media es una clase vacilante y muy inclinada a la conciliación y al pacto con los distintos gobiernos del Estado español, ya sean estos del PSOE o del PP.

Los comunistas vascos hemos de ser capaces de aprovechar las contradicciones entre la burguesía media vasca y la gran burguesía española, ya sea para tratar de atraer a la burguesía vasca, o a sectores significativos de la misma, al terreno de la lucha por la emancipación nacional, de forma que pudiera llegar  a incorporarse a un bloque democrático nacional, o al menos para neutralizarla.